La respuesta a la primera pregunta sería “no demasiado”. Y a la segunda habría que contestar con un rotundo “no”.
Respecto al primer interrogante, existe una tendencia bastante común por la que solemos pensar que el impacto de los parques eólicos sobre la fauna es bien conocido. Si nos preguntaran, la mayoría responderíamos rápidamente que el principal problema es la mortalidad de las aves al colisionar con las palas de los aerogeneradores. E incluso algunos también mencionaríamos a los murciélagos como grupo de riesgo. Y aunque no iríamos desencaminados, la realidad es que, tras 50 años de energía eólica a escala industrial, seguimos sin saber mucho sobre su impacto en los vertebrados voladores. Nuestra comprensión no pasa de conocer algunas características que hacen a unas especies más propensas que otras a sufrir impactos, y de cierto consenso al considerar que la magnitud del impacto es en general reducida, aunque en determinadas situaciones puede implicar importantes efectos negativos sobre las especies. De hecho seguimos sin entender prácticamente nada de la influencia a largo plazo sobre las poblaciones, y muy poco del peso de las características del entorno en la mortalidad. Un problema que se agrava con los murciélagos, hasta hace poco sistemáticamente ignorados en las evaluaciones de impacto, y que probablemente se estén llevando la peor parte.
Los buitres leonados (Gyps fulvus) cumplen los requisitos de
riesgo asociados a las factores de la especie. Fuente: es.wikipedia.org
Este vacío de información, que dificulta en buena medida la
implantación realmente sostenible de la energía eólica, está estrechamente
relacionado con la segunda cuestión que planteaba en el título. Sabemos poco,
sí, pero es que además no estamos gestionando correctamente el desarrollo de la
eólica ni si quiera en base a esos escasos conocimientos. Los expertos llevan
tiempo alertando de carencias serias en las metodologías de evaluación y en los
programas de seguimiento de impacto, especialmente a largo plazo. Hace unos
años, por ejemplo, científicos del CSIC y de la Fundación Migres (entre otros) detectaron
que los estudios de impacto ambiental no conseguían predecir correctamente
cuáles iban a ser los proyectos con mayor mortalidad. Pudieron comprobarlo
sobre el terreno, y concluyeron que acertaban muy poco. Más recientemente, una
amplia revisión sobre las evaluaciones de impacto de los parques eólicos en
murciélagos del Reino Unido extraía conclusiones muy similares. Los análisis
son incompletos, las metodologías muchas veces erróneas y los estudios no terminan
de servir para reconocer el impacto ni para establecer medidas de mitigación
adecuadas. Y son solo dos ejemplos.
Fragmentación y
pérdida de hábitat en un parque eólico de Virginia Occidental (EEUU). Fuente: www.wind-watch.org
Si queremos que la energía eólica siga siendo una de las
opciones con mayor potencial para luchar contra el cambio climático y facilitar
la suficiencia energética; y que el título de renovable que se le otorga no
haga referencia exclusivamente al origen del recurso, debemos aumentar el
esfuerzo y la calidad de la evaluaciones de impacto. Para ello es fundamental
que estandaricemos los protocolos, apliquemos técnicas repetibles y mejoremos
sustancialmente los seguimientos a largo plazo. Y es que conseguir una mayor
sostenibilidad no solo beneficia al medioambiente, sino que también reduce los
costes y aporta competitividad. Es necesario entender que una buena planificación
es una oportunidad al desarrollo de la industria.
En el ISM hemos captado el mensaje y queremos contribuir con
nuestro granito de arena a la consecución de la plena sostenibilidad de la
energía eólica. Por eso hemos desarrollado el curso EVALUACIÓN
Y SEGUIMIENTO DEL IMPACTO DE LOS PARQUES EÓLICOS SOBRE LA FAUNA, dónde ayudaremos a los alumnos a profundizar en el
conocimiento del impacto de los parques eólicos, aportaremos las herramientas
necesarias para evaluar de forma científica y estandarizada su influencia sobre
las aves y los murciélagos, y abordaremos las distintas soluciones de
mitigación existentes. El objetivo es que de nuestras aulas salgan técnicos con
la capacitación suficiente como para revertir la situación descrita en los
párrafos anteriores. Yes we can!
Jon Domínguez del Valle
Consultor en Biodiversidad e Impacto Ambiental
Consultor en Biodiversidad e Impacto Ambiental
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