La perdida de biodiversidad que está sufriendo nuestro planeta a causa de las actividades humanas ha puesto en alerta a científicos de todo el mundo implicados en la conservación biológica. Los trabajos han ido encaminados a definir que zonas son prioritarias para su conservación desde el punto de vista global y como podemos enfocar los esfuerzos para optimizar su protección. A estas zonas prioritarias se las ha denominado hotspots o puntos calientes de biodiversidad y su clasificación, ubicación y número es susceptible de variar en función de los criterios utilizados. Los hotspots pueden establecerse en virtud de la riqueza de especies raras, presencia de taxones inusuales o por el alto grado de endemicidad de las especies que albergan.
Mapa de distribución de los hotspots. Tomado de Nature vol 403 de 24 de febrero de 2000.
En el año 2000 el equipo de Norman Myers publicó en la revista Nature un artículo donde se definían que zonas podrían ser apropiadas para ser consideradas como puntos calientes a nivel global. Los criterios para determinar que partes del mundo seleccionar se basaron en el número de endemismos y en el grado de perdida de hábitat original. Los autores descubrieron 25 hotspots que ocupaban únicamente el 1,4 % de la superficie terrestre pero albergaban el 44 % de las especies de flora vascular y el 35 % de las especies de vertebrados considerados (mamíferos, aves, anfibios y reptiles). Los resultados revelaron que en estas zonas se encontraban presentes un alto número de ecosistemas, con predominancia de los bosques tropicales con 15 hotspots, y las zonas de clima mediterráneo con 5. Desgraciadamente solo un 38 % de esta superficie se encontraba incluida en algún tipo de reserva en el momento del estudio. Concluyen que la definición de estas zonas supone una herramienta fundamental a la hora de establecer estrategias de conservación globales, derivar fondos y concentrar esfuerzos.
Como contra punto, decir que, desafortunadamente los estudios han revelado que en estas zonas se está produciendo el incremento de la población a un mayor ritmo que la media mundial, lo que implica un peligro potencial para estos lugares por la excesiva presión demográfica. Por otro lado, lo que parece apropiado para conservar la biodiversidad a escalas planetarias no es suficiente cuando la escala se reduce. Esto deja entre ver que aún es necesario investigar más para poder establecer estrategias globales y eficaces que detengas lo que se ha llamado la sexta extinción.
Para terminar dejo una web titulada Biodiversity Hotspots donde se pueden consultar los puntos calientes existentes, una explicación de sus características y diferentes conceptos relacionados con el tema.
Actualizado: 14/07/2016
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