Como escribí en un post anterior sobre el tema, la energía eólica tiene una serie de efectos negativos sobre la fauna que afectan principalmente a aves y quirópteros. En las siguientes líneas pretendo aclarar y desmitificar la magnitud de dicha afección sobre las aves, pero siempre desde la actitud de no restar importancia a la cuestión. Los quirópteros al presentar una problemática distinta los abordaré más adelante.
En primer lugar comentar que la energía eólica, desde un punto de vista general, no supone un impacto significativo sobre las aves en comparación con otro tipo de infraestructuras humanas como pueden ser las carreteras, las torres de comunicación o los tendidos eléctricos. Por ejemplo en EEUU, que es de los pocos países -por no decir el único- que ha realizado un seguimiento exhaustivo de la problemática desde hace más de una década, los datos de mortalidad de aves por causa de la energía eólica eran, para 2001, del rango de 10.000 a 40.000 individuos al año. Para Europa los datos oscilan entre 0,01 y 23 aves muertas por aerogenerador y año, si bien son valores provisionales a falta de estudios más exhaustivos. Si comparamos esto con la mortalidad de otras infraestructuras los datos hablan por si solos. Únicamente en EEUU mueren al año entre 60-80 millones de individuos atropellados por vehículos, entre más de 10.000 y 174 millones por causa de las líneas eléctricas o entre 98-980 millones por colisión con edificios y ventanas. Sin tener que irnos tan lejos, en Europa y según datos publicados en el documento del proyecto COST 341, mueren en Holanda 2 millones de aves, en Bélgica 4 millones de vertebrados y en Suecia estudios recientes elevan la cifra a 8,5 millones de aves, al año y solo en carreteras. Para España los datos son de 10 millones de vertebrados al año. Son cifras impresionantes que hacen plantearse la magnitud de la afección de la energía eólica (siempre desde una visión global) en comparación con otras infraestructuras que por cotidianas no reparamos tanto en ellas.
Estas diferencias tan enormes de mortalidad podría achacarse al reducido número de parques eólicos en comparación con las otras infraestructuras, pero un estudio realizado por la NWCC (que corresponde con la imagen del post) calcula que aunque el número de aerogeneradores fuera de un millón de máquinas el impacto seguiría sin ser significativo globalmente. A pesar de todo los científicos alertan de que hay que tener muy en cuenta que el efecto de los parques eólicos sobre las aves presenta una variabilidad muy amplia que depende de numerosos factores como la composición de especies de la zona, la estructura del hábitat, la disponibilidad de presas, el número de biotopos afectados e incluso la topografía del terreno. Un ejemplo claro es que en Altamont Pass (California), la zona eólica más grande del mundo con casi 5000 aerogeneradores, la presencia de estas estructuras ha puesto en serio riesgo a las poblaciones de Águila Real del lugar. Asimismo los estudios realizados sobre el tipo de afecciones y su alcance no son del todo concluyentes de manera que siguiendo la máxima que se aplica en el estudio de impacto ambiental: si te falta información se conservador.
El documento Avian Collision with Wind Turbine: A summary of existing studies and comparision to other sources of avian collision mortality in the United States puede descargarse pinchando sobre la imagen de la portada.
Siguiente capítulo Parques eólicos y aves: ¿cuál es la problemática?
El tema de la mortalidad es para debatirlo largo y tendido. No obstante, apunto algunas cosas.
ResponderEliminarLos que tienen que demostrar que la eólica es inocua son los promotores, no los ciudadanos. Y lo tenían que haber hecho antes, no ahora.
Y en otro orden de cosas, el que las carreteras maten más que los aerogeneradores no debe servirnos de consuelo.
Yo voy al monte y veo muchos buitres triturados. Y eso no puede ser bueno. (Barracuda)
Sin duda alguna la muerte por tendidos o carretera son muy cuantiosas pero la energía eólica saca unos datos alarmantes. Esperemos que en el futuro estos trabajos sean más rigurosos y no sean tapados por intereses.
ResponderEliminarMagnífico los artículos, espero más ;)
Saludos
A lo que yo quería llegar es que quizás se estén enfocando mal los esfuerzos. Es decir, día a día veo que aparece mucho más en los medios de comunicación y en boca de las personas la problemática de los parques eólicos, pero apenas se habla de la mortalidad en carreteras (recuerdo que la estimación para España era de 10 millones de vertebrados). ¿Porque los ecologistas no invierten un esfuerzo proporcional en función de la gravedad de cada problema? No veo el mismo número de manifestaciones, quejas o blogs donde se debata la necesidad de hacer que las carreteras de nueva construcción sean adecuadamente permeables y estén bien diseñadas en cuanto a las necesidades de la fauna, por ejemplo. Ni veo que haya demasiadas quejas por no poner solución a puntos de negros de mortalidad o por no construir suficientes pasos o barreras para reducir la mortandad en las carreteras antiguas. Los parques eólicos dan problemas de forma puntual, y es en esas situaciones donde se deben concentrara los esfuerzos de crítica. Creo que el rechazo frontal que existe ahora está un poco exagerado y más viendo que hay problemas que requieren muchas más atención de la que obtienen hoy por hoy. Hay que priorizar. Con esto NO quiero justificar el actual modelo económico de energía eólica ni restar importancia a la mortalidad, pero si abrir un debate sobre el enfoque de la lucha por el medio ambiente. ¿Hacia donde haya que dirigirla? Hay cosas más graves que necesitan más atención y donde se deberían concentrar más esfuerzos. Para mí una de las claves es que no estamos acostumbrados a ver esas moles en nuestros paisajes y eso influye en nuestro subconsciente, pero nuestros hijos nacerán con ellos puestos y les parecerá algo tan normal como a nosotros las líneas eléctricas o las autovías…. Y otra es que necesitamos demasiado las carreteras como para quejarnos mucho.
ResponderEliminarAsí es Woodpecker, la muerte de animales (ya no sólo mamíferos) en carreteras es bestial. Prueba de ello es que cada vez que voy a los Monegros las víctimas son varias y de diferentes clases. Lo más común es encontrarnos con zorros, tejones, perros y gatos... y aunque se ven peor al ser más pequeñas las aves también entran, desde lechuzas, hasta tórtolas turcas sin olvidar al gorrión común, cuyas poblaciones han descendido bastante y que suele ser una víctima en las entradas y salidas de los pueblos.
ResponderEliminarSaludos