RESUMEN
Los agroecosistemas (cultivos, prados y pastizales) son ecosistemas de origen antrópico cuyo principal objetivo es la producción de alimentos, fibras y, en menor medida, otros materiales de origen biológico tales como combustibles, aceites industriales y medicamentos. Tienen una gran relevancia ya que cubren el 38% de la superficie terrestre, y en España representan casi el 50 % de la superficie total del país. Son los ecosistemas más extensos de nuestro país, a pesar de que la superficie total de cultivos y pastos presenta una tendencia descendente desde los años 60. Además, muchos agroecosistemas son reconocidos por sus valores naturalísticos, paisajísticos y culturales, formando incluso una parte importante de áreas protegidas como la Red Natura 2000. A pesar de ello, las actividades agropecuarias son la principal causa, directa e indirecta, de impactos negativos de los humanos en el planeta. El concepto de restauración ecológica es difícil de manejar en el caso de los agroecosistemas, ya que su definición oficiosa (“el proceso mediante el cual se promueve el restablecimiento de un ecosistema que ha sido degradado, dañado o destruido”, SERI 2004) significa la pérdida de la producción agrícola para recuperar sistemas como bosques o humedales. Pero desde un punto de vista amplio y flexible también es posible desarrollar una restauración de los agroecosistemas estratégica que mejore el estado de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos sin competir por el uso del suelo, basada en la implementación de buenas prácticas agrícolas. Los principales factores que limitan esta restauración de ecosistemas son: (1) la intensificación agrícola, (2) la percepción de los agricultores, (3) la escasez y falta de eficacia de la financiación e incentivos existentes y (4) los efectos perversos de algunas prácticas de “restauración”. Pero a pesar de estos factores existen oportunidades claras. Algunas tienen el potencial de aumentar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos incluyendo la producción agrícola, mientras que otras pueden aumentar los solamente a expensas de esta producción. En este sentido, existen dos grandes tipos de estrategias para la restauración de agroecosistemas: compartir la tierra mediante una agricultura amiga de la biodiversidad (wildlife-friendly farming) y separar la tierra dedicada a la agricultura y la dedicada a la conservación (land sparing); aunque algunos autores consideran que las diferencias entre ambas estrategias son solo una cuestión de escala (local o de paisaje). La restauración mediante una agricultura amiga de la biodiversidad puede incluir: (1) la adopción de prácticas agrícolas basadas en el manejo de la biodiversidad, (2) la aplicación de las lecciones aprendidas de las prácticas agrícolas tradicionales, (3) la transformación de la agricultura convencional en ecológica, (4) la transformación de cultivos convencionales en sistemas agroforestales y (5) la creación de pequeños elementos en los campos que benefician la biodiversidad y los servicios ecosistémicos particulares. La estrategia de separación de la tierra implicaría restaurar hábitat no agrícola, especialmente bosques y matorrales, praderas naturales y humedales o prados húmedos, a expensas del hábitat agrícola, y su foco es la conservación en lugar de la producción agrícola sostenible. Otra gran oportunidad que ofrecen los agroecosistemas, dentro del esquema de agricultura amiga, es el establecimiento generalizado de una infraestructura verde lineal, debido a la enorme cantidad de elementos lineales que proporcionan estos sistemas, y que pueden ser aprovechados para restaurar hábitats y producir infraestructura verde. Las actuaciones destinadas a tal fin incluirían: (1) la plantación de setos o cercas vivas en las lindes entre tierras de cultivo, bordes de camino y ribazos; (2) la restauración de la vegetación natural de los ecosistemas riparios; y (3) la restauración y revegetación de los márgenes de la red de infraestructuras viarias. También podrían aprovecharse las oportunidades que ofrece la red de vías pecuarias. Para lograr una restauración de los agroecosistemas generalizada, es necesario tanto aprovechar la financiación e incentivos existentes a nivel estatal y europeo, como innovar en otras fórmulas basadas en las fortalezas y atractivos propios de estos ecosistemas. Así mismo, será necesario fomentar la construcción de capacidades entre distintos grupos profesionales, en particular entre los agricultores y ganaderos, y en los diferentes niveles formativos relacionados con la restauración ecológica.
- Rey Benayas & Mesa Fraile. 2017. Estrategia estatal de infraestructura verde, de la conectividad y restauración ecológicas: Diagnóstico y Directrices para la Restauración de Agroescosistemas. FIRE, MNCN-CSIC, MAPAMA. Madrid. 35 pp. [PDF]
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