INTRODUCCIÓN
Las motivaciones de los científicos
son múltiples y complejas, pues incluyen cuestiones tan dispares como la
curiosidad y la posición social; entre ellas, el deseo de ser reconocido por
los pares es una motivación intensa y permanente, a veces inocente, a veces
interesada (por el impacto en la posición social y en la obtención de
recursos). Lograr la aceptación de las propias ideas por otros investigadores
es conseguir uno de los mejores premios que puede dar el mundo científico1;
es pasar del microcosmo individual, siempre amenazado por la subjetividad, al
sólido macrocosmos del conocimiento científico de la comunidad científica, que
da sentido a la vida, al trabajo y a las ideas del investigador.
Los científicos comparten sus ideas y
resultados con los pares de manera formal e informal, desde comentarios de
pasillo a charlas, conferencias y publicaciones. Este compartir permite hacer
público el trabajo personal y ayuda a mejorarlo, en un proceso continuo de
crítica a superar (desacuerdo creativo); además, introduce enormes dosis de
autocrítica, pues el investigador sabe que sus colegas suelen ser escépticos,
renuentes a cambiar las teorías establecidas, y no es fácil convencer a los que
tienen otras ideas, a veces opuestas a las propias.
La
publicación en una revista científica, una manera formal de compartir ideas y
de conseguir la aceptación de las propias, obliga a cumplir ciertos requisitos
de calidad, particularmente la revisión por pares, en el curso de la cual se
pueden detectar omisiones, errores y explicaciones alternativas. La revisión
por pares se ha convertido en la norma y, de hecho, caracteriza a las revistas
científicas dentro del universo de las publicaciones. A la propia revisión por
pares se le añade, generalmente, un cierto grado de anónimo, bien de los
revisores, bien de los revisores y de los autores, en un afán de conseguir,
respectivamente, libertad de crítica y ecuanimidad. Pero, ¿tiene fundamento
científico la revisión por pares de los trabajos enviados para publicación a
las revistas científicas? Y, si lo tiene, ¿añade algo el anónimo de revisores o
de revisores y autores? Intentaremos responder a estas dos preguntas utilizando
argumentos y propuestas que contribuyan a crear el debate que intentó generar
en España, hace años, el director de una revista de salud pública2.
[...]
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