10/7/08

CONSERVACIÓN EX SITU



La conservación de especies amenazadas es una de las principales preocupaciones de los organismos ambientales oficiales, ONGs y una gran parte del público en general. El creciente interés sobre este tema ha implicado, también, un incremento en los fondos derivados a estas actividades. Una de las más polémicas y debatidas, para los ciudadanos -principalmente- pero también para técnicos e investigadores, es la conservación ex situ.

Cuando se cumplen ciertos requerimientos metodológicos y se dan situaciones muy concretas y bien definidas, por lo general, en el ámbito científico, no se suele dudar de la utilidad de estas estrategias. Su eficacia se ha demostrado en muchas ocasiones y en distintas zonas del mundo. Pero la cosa cambia de cara a la gente, principalmente cuando se derivan cantidades grandes de fondos públicos, se nos bombardea con excesiva publicidad y los resultados no son palpables de forma inmediata; momento en el cual el ciudadano comienza a preguntarse para que sirve todo este gasto. Y en ocasiones no les falta razón. Demasiadas veces vemos a los políticos y/o técnicos de alto rango haciéndose fotos en nuevos centros de recuperación, jornadas de conservación o cualquier acto relacionado con las llamadas especies bandera. Y también demasiadas veces oímos que nacen x crías de x especies en x centros de recuperación para, al rato, enterarnos de que x individuos de x especies han muerto por electrocución, atropellos, caza furtiva, venenos, construcción de infraestructuras o manejos poco adecuados. ¿Qué sucede? ¿Para que sirven todos los esfuerzos de una conservación ex situ si la gestión del medio de las especies aún mantiene los condicionantes que las han llevado a estar en la situación de conservación actual? ¿Por qué se gasta tanto dinero y no hay resultados? ¿Por qué parece que hay descoordinación entre los responsables de los distintos programas?

Personalmente no tengo duda de la utilidad de las estrategias de conservación ex situ de especies en peligro, pero sí me surge alguna cuando veo que el enfoque es erróneo, está condicionado por intereses personales o solo buscan votos. En respuesta a estas preguntas, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) ha publicado recientemente una nota donde expresa su posición ante las estrategias de conservación ex situ, cuales son los principios generales, las condiciones en las que deben llevarse a cabo y los responsables de tales decisiones. Un documento interesante que aporta algo de luz al debate y que recomiendo consultar a todos aquellos preocupados por el tema.

  • SEO/BirdLife. Documento de posición sobre la cría en cautividad y la reitrodución de especies amenazadas. [PDF]

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2 comentarios:

  1. Pienso que lo ideal sería enfocar los esfuerzos en estrategias de conservación in-situ, intentarlo ex-situ me parece algo forzado y al fin y al cabo ¿no sería más lógico tratar de recuperar hábitats completos y no sólo especies?
    Sí, está bien que no se extinga el lince y si el último recurso que queda para evitarlo es tratar de conseguir su cría en cautividad, me parece bien.

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  2. Lo importante es combinar ambas cuando sean necesarias. Lo de proteger los ecosistemas que albergan a las especies es uno de los objetivos principales de todo trabajo de recuperación que se precie. Véase la protección-recuperación-fomento del conejo y el matorral mediterráneo para el caso del Lince Ibérico o la protección de las praderas del centro de Norteamérica para el caso del Turón de Patas Negras. Si la amenaza para una especie deriva de la destrucción de su hábitat (por cierto, una de las causas principales de amenaza para muchísimas especies en Europa) las estrategias de conservación deberán ir encaminadas hacia su recuperación y protección. Tenemos la obligación moral, porque sabemos cual es la problemática y disponemos de los medios, para evitar la desaparición de cualquier especie, sea un Lince o un pequeño gusano de aspecto menos idílico, y si eso implica programas de conservación ex situ, pues que así sea.

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